06/07/2007
Argentina juzga por primera vez a un cura por crímenes bajo la dictadura Christian von Wernich fue capellán de la policía entre 1976 y 1983
JORGE MARIRRODRIGA
Uno de los procesos más esperados en Argentina sobre violación de derechos humanos durante la dictadura militar (1976-1983) comenzó ayer. En el banquillo se sentó Christian von Wernich, un sacerdote acusado de haber participado en siete asesinatos, 41 secuestros y 31 casos de torturas. Von Wernich era el capellán de la Policía Bonaerense, y además engañaba a sus víctimas fingiendo dar consuelo espiritual para obtener información que luego costaba vidas.
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El juicio a Von Wernich ha levantado una gran expectación por varias razones. En primer lugar, sienta en el banquillo por primera vez a un miembro del clero católico, cuyo papel durante la dictadura es muy cuestionado desde diversos sectores. Las imágenes de un Jorge Videla sumiso, con la cabeza descubierta y comulgando difícilmente son compatibles con los centros de detención ilegal donde 30.000 personas fueron asesinadas y otros miles más torturadas. Ayer el mismo presidente, Néstor Kirchner, entró en la polémica y subrayó que durante la dictadura hubo curas que "deshonraron a la Iglesia". El mandatario calificó la jornada como "un día histórico para Argentina".
Además, el juicio es importante por las mismas dimensiones del caso. Es el segundo proceso emblemático tras la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final -el primero fue en septiembre de 2006 contra Miguel Etchecolatz, que se cerró con una cadena perpetua-, y cuando se espera la inminente anulación por parte de la Corte Suprema de los indultos firmados por Carlos Menem a favor de los jefes de las Juntas Militares ya condenados.
Está previsto que más de 120 testigos declaren durante el proceso. Algunos, como Héctor Baratti, cuyo testimonio recogía ayer el diario Página 12. Estando preso, le preguntó al sacerdote qué culpa tenía su hija, que apenas contaba unos días de vida. Von Wernich le respondió que la niña pagaba por lo que habían hecho sus padres. Otros 39 testigos son supervivientes directos de la represión que han reconocido al acusado.
El tercer punto de importancia es que el juicio llega entre las denuncias de varios testigos clave, quienes aseguran haber recibido amenazas de muerte. A algunos de ellos se les ha puesto custodia policial. En Argentina a nadie se le escapa que otro testigo, Jorge Julio López, desapareció tras declarar contra Etchecolatz. Tenía previsto acudir a la vista en la que se leyó la condena del acusado, pero nunca llegó y no ha vuelto a saberse de él.
Tras escuchar ayer las acusaciones en su contra, el sacerdote se negó a declarar en medio de una gran tensión en la sala. El tribunal que le juzga, formado por tres magistrados, dispuso que Von Wernich se situara tras una mampara para evitar que fuera agredido por el público.
Argentina juzga por primera vez a un cura por crímenes bajo la dictadura Christian von Wernich fue capellán de la policía entre 1976 y 1983
JORGE MARIRRODRIGA
Uno de los procesos más esperados en Argentina sobre violación de derechos humanos durante la dictadura militar (1976-1983) comenzó ayer. En el banquillo se sentó Christian von Wernich, un sacerdote acusado de haber participado en siete asesinatos, 41 secuestros y 31 casos de torturas. Von Wernich era el capellán de la Policía Bonaerense, y además engañaba a sus víctimas fingiendo dar consuelo espiritual para obtener información que luego costaba vidas.
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El juicio a Von Wernich ha levantado una gran expectación por varias razones. En primer lugar, sienta en el banquillo por primera vez a un miembro del clero católico, cuyo papel durante la dictadura es muy cuestionado desde diversos sectores. Las imágenes de un Jorge Videla sumiso, con la cabeza descubierta y comulgando difícilmente son compatibles con los centros de detención ilegal donde 30.000 personas fueron asesinadas y otros miles más torturadas. Ayer el mismo presidente, Néstor Kirchner, entró en la polémica y subrayó que durante la dictadura hubo curas que "deshonraron a la Iglesia". El mandatario calificó la jornada como "un día histórico para Argentina".
Además, el juicio es importante por las mismas dimensiones del caso. Es el segundo proceso emblemático tras la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final -el primero fue en septiembre de 2006 contra Miguel Etchecolatz, que se cerró con una cadena perpetua-, y cuando se espera la inminente anulación por parte de la Corte Suprema de los indultos firmados por Carlos Menem a favor de los jefes de las Juntas Militares ya condenados.
Está previsto que más de 120 testigos declaren durante el proceso. Algunos, como Héctor Baratti, cuyo testimonio recogía ayer el diario Página 12. Estando preso, le preguntó al sacerdote qué culpa tenía su hija, que apenas contaba unos días de vida. Von Wernich le respondió que la niña pagaba por lo que habían hecho sus padres. Otros 39 testigos son supervivientes directos de la represión que han reconocido al acusado.
El tercer punto de importancia es que el juicio llega entre las denuncias de varios testigos clave, quienes aseguran haber recibido amenazas de muerte. A algunos de ellos se les ha puesto custodia policial. En Argentina a nadie se le escapa que otro testigo, Jorge Julio López, desapareció tras declarar contra Etchecolatz. Tenía previsto acudir a la vista en la que se leyó la condena del acusado, pero nunca llegó y no ha vuelto a saberse de él.
Tras escuchar ayer las acusaciones en su contra, el sacerdote se negó a declarar en medio de una gran tensión en la sala. El tribunal que le juzga, formado por tres magistrados, dispuso que Von Wernich se situara tras una mampara para evitar que fuera agredido por el público.
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